Sunday, November 27, 2011

Fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina: el odio a la independencia de Cuba




"... Cuando se muere
en brazos de la patria agradecida,
la muerte acaba, la prisión de rompe;
¡empieza, al fin, con el morir, la vida!"

Estos versos son un fragmento de un encendido poema que nuestro José Martí escribió al cumplirse el primer aniversario del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en la Habana el 27 de noviembre del 1871.

El hecho es uno de los más abominables de los muchos y crueles que registra la historia de los esfuerzos de la España colonialista que oprimía y reprimía con mano de hierro cualquier intento e idea que avanzara la independencia de Cuba del yugo español.

Después del levantamiento exitoso de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre del 1868, una ola de simpatía y respeto por la causa revolucionaria recorría la isla. Esta ola por supuesto encontró eco entre los estudiantes de la Universidad de La Habana, muchos de los cuales se unieron a las fuerzas independentistas que en el Oriente habían declarado la villa de San Salvador de Bayamo, la capital del República en Armas.

A este acontecimiento siguió un período de creciente enfrentamineto y antagonismo entre la autoridades colonialistas, representadas por el Cuerpo de Voluntarios, por un lado; y por el otro los patriotas y partidarios de la independencia. La agudización de las hostilidades llegaron a un punto álgido cuando el 23 de noviembre del 1871 un grupo de 45 estudiantes del primer año de Medicina fueron detenidos y acusados injustamente de haber profanado la tumba de un periodista español en el cementerio de Espada, hecho que como se comprobó luego, ni siquiera había ocurrido.

A pesar de la inocencia de los jóvenes estudiantes, un tribunal de guerra condenó a 43 de ellos a diferentes condenas, y a ocho a la pena de muerte por fusilamiento. El asesinato se llevó a cabo en la primeras horas del 27 de noviembre del mismo año en la explanada de La Punta. De dos en dos fueron ultimados los jóvenes, el menor de los cuales solo tenía 16 años de edad.






Desde entonces, cada año los estudiantes habaneros, y el pueblo de la capital cubana hacen una marcha que parte de la escalinata de la Universidad de La Habana, a lo largo de la calle San Lázaro hasta Malecón y Paseo del Prado, y allí se concentran frente al monumento dedicado a los ocho estudiantes en el mismno lugar donde fueron asesinados. Durante el acto que se lleva a cabo, los estudiantes reflexionan sobre la sangre derramada para conquistar nuestra independencia y renuevan su compromiso de defender la soberanía de la patria.

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